Ya en sus primeros artículos, la preparación, la documentación y el rigor a la hora de contrastar sus fuentes constituían sus principios profesionales. Había tenido buenos maestros, entre ellos, Mateo Madridejos, Josep Pernau o Manuel Vázquez Moltalbán.
Los primeros fueron años de descubrimientos y, a pesar de la escasez de medios, el entusiasmo y la dedicación suplían las deficiencias. Como relata Albert Garrido, compañero de aquellos primeros tiempos, fueron pioneros en diversos ámbitos. Fueron años iniciáticos, de viajes también iniciáticos para unos muy jóvenes periodistas que descubrieron entonces su definitiva vocación por la información internacional “dedicando muchas horas a aprender, a sacar conclusiones de nuestros errores y de nuestros aciertos”.”
Con motivo de la muerte de Xavier Batalla, el 13 de diciembre de 2012, muchos de sus compañeros publicaron extensos obituarios en los que elogiaban sus valores personales y profesionales. En esta página recogeremos la visión de aquellas personas con las que compartió diversas etapas de su vida profesional. La coincidencia de opiniones es prácticamente absoluta: todos lo definen como un periodista de formación anglosajona.
“Xavier Batalla tenía una sólida formación periodística anglosajona. Su corresponsalía en Londres para La Vanguardia le ayudó a desarrollar aún más esta formación. Esto se traduce básicamente en dos características fundamentales: máximo rigor informativo (de datos y declaraciones) y máxima efectividad comunicativa (frase corta y directa).” (Xavier Mas de Xaxàs)
Xavier Batalla fue un periodista que, antes de la era de las “3w”, creía en las cinco canónicas W que estructuran la redacción de las informaciones de un diario anglosajón de calidad: What, Who, Where, Why i When. Como manda el canon, siempre aparecías en el lead de sus crónicas. También escogía con cuidado, rigor e ingenio los titulares con los que presentaba sus artículos y estaban pensados pera que, a primer golpe de vista, el lector se hiciese una idea lo más precisa posible sobre aquello que relataba el texto. De nuevo el modelo anglosajón.
Cuando redactaba un articulo, tanto si es trataba de una información, de una crónica o de un articulo de opinión, lo que más le preocupaba era que fuese claro y comprensible para el lector. Uno de sus compañeros lo define muy bien: “Era su teoría y su praxis: ser preciso y claro para condensar para el lector lo que a él le había costado semanas o años de trabajo conocer y saber. Pensaba en el lector. Era un periodista”.
“Este método de trabajo lo utilizaba tanto para hacer un reportaje como para una columna de opinión. Esto es muy importante porque en España, desgraciadamente, las opiniones no son demasiado rigurosas. En España falta una figura central en cualquier redacción de prestigio: el «fact-checker», encargado de revisar los datos que figuran en los artículos de opinión. Podríamos decir, pues, que Xavier Batalla fue ser un pionero en España a la hora de trasladar a les columnas de opinión (La Agenda, básicamente), el rigor propio de las informaciones. (Xavier Mas de Xaxàs)
Rafa Jorba nos detalla la metodología de trabajo de Xavier Batalla:
“Batalla entendía que el rigor profesional era el resultado de una práctica cotidiana, que se ejerce a diario, y que exige filtrar las noticias, separar el grano de la paja, jerarquizarlas en función de su importancia y de la fiabilidad de las fuentes, cotejarlas con la documentación para verificar la veracidad de los datos… El fruto de este proceso, de esa forma de ejercer el oficio, es el rigor profesional.
La objetividad, en el caso de Batalla, tampoco era una proclama hueca de contenido. A menudo habíamos comentado, en tono irónico, que cuando un periodista dice que es objetivo hay que ponerlo en cuarentena… Los periodistas, como cualquier otro ser humano, somos sujetos; no objetos: tenemos sexo, creencias, ideas; hemos nacido en un lugar y no en otro… La información, por consiguiente, no puede ser objetiva, pero sí que debe ser siempre plural. Y sólo en la medida en que hagamos ese esfuerzo de pluralidad -de fuentes de información y documentación- nos acercaremos a la objetividad. Hay una máxima que nunca debe olvidarse: la objetividad no existe, pero el esfuerzo cotidiano de pluralidad es aquello que más nos acerca a ella. Y la objetividad del trabajo de Javier Batalla era el resultado de esa práctica.
Si a esa práctica profesional añadimos la cobertura de informaciones in situ, en sus múltiples viajes al extranjero y en su etapa de corresponsal en Londres, y la lectura sistemática de libros y revistas especializadas sobre la actualidad internacional, entonces el periodismo alcanza la excelencia. Éste fue el caso de Xavier Batalla.
Dos consideraciones finales sobre la forma y las formas en el periodismo de Xavier Batalla. Su estilo, su forma de escribir, estaba en sintonía con el rigor profesional: desechaba la retórica y la demagogia, el barroquismo y los circunloquios; no era un periodista que abonase la ola mediática: no hacía surf sobre la ola sino que nadaba contracorriente… Su relación con los compañeros de trabajo se basada en el respeto y las buenas maneras: era exigente con los otros porque primero se exigía mucho a sí mismo. Podía ser frío hacia los que más responsabilidades tenían, cuando caían en la arbitrariedad, pero era cálido con los recién llegados: siempre dispuesto a orientarles y a ejercer -sin pregonarlo- su magisterio.”
Lluís Foix concluye diciendo que Xavier Batalla “tenía la pátina del periodismo inglés de calidad que valora la concisión, la claridad y el rigor”..