La sonrisa de José MaríaAznar no permite deducir si existe o no una mala química personal entre el presidente del Gobierno español y el canciller alemán, Helmut Kohl. Pero sí sabemos, por lo menos, cómo Kohl se ve a sí mismo. Hace unos meses, el periodista alemán Stefan Theil encabezó un articulo sobre Kohl con una anécdota impagable. Dice Theil que Kohl estaba en su oficina departiendo con un político amigo. Hacia el final de la conversación, al canciller se le perdió la mirada hacia la ventana desde la que se contempla el Rin. “¿Sabes? A veces pienso que soy el último de ellos”, susurró. La pausa se hizo interminable, y, sorprendido, su interlocutor le preguntó: “¿Elúltimo de qué?”. “El último europeo auténtico”, dejó escapar el canciller.
