LA NUEVA AGENDA
XAVIER BATALLA
SÁBADO, 25 MARZO 2006
La herencia de Sharon
La muerte política de Ariel Sharon, combatiente en todas las batallas de Israel, ha cerrado la segunda parte del conflicto palestino- israelí, guerra que supera el listón de los cien años establecido por franceses e ingleses en los siglos XIV y XV. La primera parte del conflicto comenzó a finales del siglo XIX, cuando los judíos, huyendo de Europa, empezaron a llegar en número significativo a Palestina, y terminó con el establecimiento del Estado de Israel, en 1948. La segunda parte, que se inició con la primera guerra árabe-israelí, es la biografía de Sharon, personificación de todos los combates que árabes e israelíes han librado en los últimos sesenta años.
Sharon desaparece del mapa cuando sus viejos enemigos se le han adelantado. Amin Al Husseini, el gran muftí de Jerusalén, no sobrevivió mucho tiempo a Hitler. Yasser Arafat murió, a los 75 años, en el año 2004. Gamal Abdel Nasser, el presidente egipcio cuya retórica incendiaria allanó el camino a la victoria relámpago israelí de 1967, pasó a la historia en 1970. Hafez El Assad, el dictador sirio, desapareció hace seis años. El rey Faisal de Arabia Saudí, que fue el primero en utilizar el petróleo como arma de disuasión, fue asesinado en 1975. Saddam Hussein, que pretendía volver a Nasser, está entre rejas. Y el rey Hussein de Jordania, amigo de Estados Unidos pero combatiente en dos guerras, también le estará esperando. Es decir, Sharon, si exceptuamos a Shimon Peres, que aún resiste, completa el relevo generacional en Oriente Medio.
¿Qué ha dejado Sharon a las generaciones venideras? El unilateralismo, que no se sabe exactamente de dónde surgió, si de Bush o de Sharon, esto es, como el dilema entre el huevo y la gallina. Sharon y Bush se conocieron en 1998 en un viaje en helicóptero. El entonces gobernador de Texas viajó a Israel y Sharon, ministro de Asuntos Exteriores, le organizó el tradicional vuelo en helicóptero con el que los israelíes ilustran a los dignatarios extranjeros sobre lo pequeño y vulnerable que es Israel. El viaje impresionó a Bush de tal manera que, tres años más tarde, ya en la presidencia, explicó su experiencia en la primera reunión que celebró con el Consejo para la Seguridad Nacional, según uno de los asistentes, Edward S.Walker, ex embajador estadounidense en Israel y Egipto y ahora presidente del Middle East Institute.
Bush y Sharon han redibujado los contornos del conflicto palestino-israelí. Bush ha sido el primer presidente estadounidense que explícitamente ha apoyado la creación de un Estado palestino, pero, a diferencia de Clinton, no se ha comprometido en el conflicto de manera decisiva. Antes al contrario, su política de no involucrarse enfureció a sus aliados. Y esta manera de hacer las cosas provocó que, para muchos, la visión estadounidense del conflicto se confundiera con la de Sharon. “La política de Washington se personalizó en Sharon”, ha dicho Walker.
La evolución del conflicto ha sido lineal. Hasta la firma de los acuerdos de Oslo, en 1993, Israel se negó a negociar con Arafat porque éste insistía en destruir a Israel. Después, Israel se sentó a la mesa de negociaciones, aunque de forma limitada: sólo para hablar de autonomía. Y, finalmente, Israel aceptó la hipótesis de un Estado palestino. Sharon, cuando entró en estado de coma el pasado 4 de enero, estaba creando unilateralmente las condiciones para la creación de un Estado palestino manejable. En junio del año 2002, Bush anunció la hoja de ruta, un plan de paz que también apoyan la Unión Europea, Rusia y la ONU, integrantes, como Estados Unidos, del denominado Cuarteto. Y en este plan se prevé la creación de un Estado palestino junto a las fronteras de Israel, pero el plazo fijado para materializarlo expiró con el año 2005.
El mejor regalo que Bush le hizo a Sharon se lo entregó en abril del 2004. Entonces, una carta le dio la vuelta a la política estadounidense seguida durante decenios con respecto a los asentamientos en los territorios ocupados. “A la luz de la nueva realidad, incluidos los centros de población ya existentes, no sería realista esperar que el resultado final de las negociaciones significara el total y completo regreso (de Israel) a la línea del armisticio de 1949”, escribió entonces Bush. La vaguedad de la carta presidencial significó, no obstante, la bendición de Washington a una posible anexión israelí de los territorios ocupados de Cisjordania donde se han establecido los mayores asentamientos.
Bush fue correspondido por Sharon, quien con su retirada unilateral de Gaza le proporcionó una alegría. Esta iniciativa fue interpretada por Washington como un paso hacia unas eventuales negociaciones sobre el futuro de Jerusalén, los refugiados palestinos y el establecimiento de fronteras entre los dos estados. Pero esto ya dependerá de quien sea elegido el próximo martes como sucesor. La herencia de Sharon es la retirada de Gaza (7.500 colonos frente a más de 250.000 en Cisjordania), pero también un muro, o valla, que no sólo tiene las trazas de convertirse, unilateralmente, en la futura frontera de Israel, sino que tampoco se recoge en los parámetros de la hoja de ruta.
Artículo completo: LVG20060325 La herencia de Sharon