LA NUEVA AGENDA
XAVIER BATALLA
SÁBADO, 31 ENERO 2009
La paz está en la mesa
En Palestina sólo existe un Estado, pero en la ONU se habla de dos, Hamas hace que se atisben tres y no faltan palestinos que ven cuatro. Durante la gira por Oriente Medio efectuada este mes por Miguel Ángel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación español, una fuente palestina comentó a este corresponsal: “ Veo un Estado de Israel fuerte y rodeado por tres estados minúsculos: uno es Cisjordania, controlado por los nacionalistas de Al Fatah; el segundo es Gaza, feudo de los islamistas de Hamas, y el tercero es Hebrón, donde los colonos israelíes se niegan a ser evacuados”.
Palestina es tierra de amargas ironías. El ejército israelí es ahora quien garantiza la supervivencia de Al Fatah, organización a la que debilitó con el concurso de Hamas, movimiento al que ayudó a crecer. Al Fatah puede estar dispuesto ahora a firmar la paz pero no tiene poder, mientras que Hamas no querrá la paz pero tiene el poder para impedirla. Los palestinos, ante la posibilidad de que les dejen un Estado inviable, propagan ahora que se les está invitando a volver a la ocupación pura y simple de Cisjordania. Y, como ha escrito en The Wall Street Journal Josef Joffe, analista de la Hoover Institution, “ la mayoría de los israelíes (menos los colonos) se han dejado convencer por la idea de los dos estados, pero Israel nunca volverá a retirarse de un territorio (como en Gaza) sin asegurarse de que no se convertirá en un ariete contra su Estado”. ¿No hay, pues, solución? La paz sigue estando en la mesa de negociaciones, no en la guerra, aunque, como afirma Thomas L. Friedman en The New York Times , “ Hamas y los fanáticos colonos judíos trabajan conjuntamente para hacer imposible la solución de los dos estados”.
La sociedad internacional primero recomendó la partición de Palestina en dos estados, uno árabe y otro judío, y después, a partir de 1967, cuando Israel ocupó Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, entre otros territorios árabes, se dijo convencida de que la solución está en el intercambio de “ territorios (ocupados en 1967) por paz”, principio consagrado por la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el 22 de noviembre de 1967. Desde entonces, todos los planes han girado en torno a esta idea: los árabes deben reconocer a Israel y los israelíes deben retirarse. Pero cuatro decenios después, ni los árabes reconocen a Israel, salvo Egipto, Jordania y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), ni los israelíes se han retirado de Cisjordania o han frenado a sus colonos.
Planes de paz no faltan. Por ejemplo, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, aspira ahora a ser el hacedor de un alto el fuego duradero entre Hamas e Israel, ya que es uno de los escasos interlocutores del movimiento islamista y está en paz con Israel. Mubarak promueve también la reconciliación entre Hamas y Al Fatah como primer paso hacia la apertura del enésimo plan de paz. Pero el presidente egipcio también arriesga mucho: quiere salir indemne, sin que su oposición interna, los Hermanos Musulmanes, cuna de Hamas, le acuse de haber cedido a las presiones israelíes y sin que Israel y Estados Unidos consideren que se ha inclinado ante Hamas, apoyado por Irán y Siria, enemigos de Israel.
Hay otro plan de paz, patrocinado por Arabia Saudí, que aspira a un arreglo global. La propuesta, aprobada en el 2002 por 57 países árabes y musulmanes, ofrece la paz y el reconocimiento de Israel si regresa a las fronteras de 1967 y acepta un Estado palestino. Este plan ha merecido el elogio de Barack Obama.
Obama no ha puesto en tela de juicio la tradicional política estadounidense hacia Israel. Suena distinto y ya ha recurrido a la diplomacia, al contrario que Bush, con George Mitchell, ahora enviado especial. Y Obama visitó el pasado verano Ramala, sede de la ANP, y, según uno de sus asesores, citado por The Sunday Times , le dijo al presidente Mahmud Abas: “ Los israelíes estarían locos si no aceptaran la iniciativa (saudí). El plan sería la paz con el mundo musulmán, desde Marruecos hasta Indonesia”. ¿Por qué, entonces, no se ve la solución? Porque las palabras deben superar la prueba de los hechos y porque el camino a Jerusalén ya no pasa por Bagdad, como dijo Bush, sino por Teherán.
Obama debería tener presente lo que dijo de los árabes Abba Eban, ministro de Asuntos Exteriores israelí, pero también lo que Luis Cabrera, abogado mexicano, decía de Estados Unidos y podría aplicarse a Israel. Eban afirmó: “ Los árabes nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad”. Y Cabrera sentenció: “ En el campo militar, los gringos siempre vencerán; en la mesa de negociación llevamos las de ganar”.
Artículo completo: LVG20090131 La paz está en la mesa